lunes, 27 de junio de 2011

CORRER EN SEVILLA ES UNA PESADILLA.

Mi hermano Gonzalo y yo. El me esperó tomando cervecitas en el bar...
V Carrera Nocturna Ciudad de dos Hermanas. Sevilla.


Preparativos previos.

Es curioso como, después de llevar cuatro carreras en los cinco meses desde que empecé a correr, la ilusión previa a  la competición aún esta intacta. Los mismos nervios concentrados en el estómago, las mismas expectativas, las mismas ganas.
Esas horas previas en la que todo esta en aparente calma mientras siento una  energía que crece dentro de mí y que es necesario canalizar de forma inteligente durante cualquier carrera por pequeña que sea.

Tras una ducha de agua fría y ponerme en  todo el cuerpo crema nutritiva (ya sabéis, procurar no perder la humedad de la piel, algo absurdo si lo pienso hoy, después de la carrera) decido ponerme una de las camisetas de Fitness naranja fosforito marca Dicorpo, cuyo lema es Dicorpo Urban, mi ya habitual pantalón corto negro y las zapas, que están para el  arrastre.

 Obsérvese lo canijas que se me están quedando las piernas...

Dos Hermanas. Toma de contacto con el cruel verano sevillano.
 A las 20:00 tomamos camino hacia Dos Hermanas con una temperatura de 30º en Cádiz y que, al llegar a Sevilla, se convierten en 35º  a las 21:00. El ambiente es irrespirable y seco. No hay humedad de la costa, ni levante, ni poniente. Nada. Welcome Sevilla señores. Cuesta respirar, y al caminar hacia la línea de salida, la sensación es de apartar el ambiente,  como si el aire pesase, fuese consistente, tuviese materia y se condensase en torno a uno. Reconozco que en este momento estoy muerta de miedo. Esta sensación de caminar entre una nube cálida es nueva para mí y la ciudad de Dos Hermanas reposa tranquila con sus calles vacías, sus bares con el aire acondicionado a tope y los cuatro locos que esperan en la plaza a que comience la prueba.

A  las 21:30 me encuentro con Santi y Marcos. Maribel, la mujer de Santi (simpatiquísima) me da el dorsal de Javier y los cuatro imperdibles que he olvidado en casa. Las manos me tiemblan tanto que casi no soy capaz de engancharlos. Buena señal.
Trotamos unos minutos antes del pistoletazo de salida y ya estoy sudando a mares. Un horror. Esto es  la ola de calor africana.

Pistoletazo de salida.

Nos ponemos más o menos a la mitad de  la línea de salida y cometo, por tanto, mi primer error de base, estoy fuera de mi lugar natural. Así de simple. Después lo pagaría caro, pero no adelantemos acontecimientos.

A todo esto, hay montones de corredores sin dorsal y el ambiente es muy festivo: música, hinchables para  los niños, familiares, espectadores, bares que abren sus puertas y hacen su particular agosto: ¿El baño? Solo para clientes.

Mi hermano Gonzalo (que me acompaña esta vez) se queda en la terraza del bar con mi marido y la mujer de Santi, pero para ese momento he dejado de verlos, ya solo pienso en  comenzar. Demasiadas ganas, demasiado ansiosa. Mala señal.

Cuando suena el pistoletazo de salida, procuro no olvidar esta vez apretar el botón del cronómetro y cruzamos la línea sin excesiva dificultad. En algunos momentos, las calles se estrechan y los corredores se aprietan produciéndose un embotellamiento que no dura mucho. Voy bien (apenas he recorrido 400m) y me sitúo junto a los compañeros con la intención ¡ilusa! de mantenerles el ritmo al menos durante unos kilómetros. Me permito el lujo de adelantar con demasiada, sospechosa facilidad. La gente se deja y esto es raro; la gente se deja porque son en su mayoría de Sevilla y saben lo que se cuece. En este caso la pringada soy yo.

Comienza  la fiesta.

Hago el primer km en 5´y poco y en el segundo subo a 6´  Algo pasa. Antes de entrar en el tercer kilómetro y con  apenas 18´  a cuestas, mi cuerpo deja de responder. De repente. Siento como el calor me invade de una forma que es completamente desconocida para mí. La cabeza me pesa, los oídos están entaponados y respirar cuesta trabajo; respirar es un esfuerzo extra.  Solo llevo 3km y ahora estoy segura de que no voy a acabar esta carrera, de que no voy a llegar al kilómetro 4, de que no voy a poder correr siquiera 100m más. No puedo, pienso. No  puedo, no puedo, no puedo, no puedo. Para, para, para, para… La negatividad es tan grande como el calor; la negatividad me supera y pesa siete veces más que yo. Me siento  estúpida por estar  allí corriendo a más de 35º, me siento estúpida por no querer reconocer que, esta vez, la he cagado pero bien.

El Km. 4 llega a los 25´ y no se ni como mis piernas aún me someten a la tortura de ¿correr? mientras mi cabeza lidia con un problema mucho mayor que el que supone, en este momento, poner un pie delante de otro.

Haciendo tratos con el diablo.

¿Se puede correr una carrera cuándo estás completamente convencido de que vas a parar de un momento a otro? Se puede. Ayer no lo sabía, pero hoy si. Lo intuía porque en mi primera carrera sufrí mucho pero no tanto como ayer. Lo de mi primera carrera fue agua de borrajas comparado con esto.

He pasado ya el primer puesto de avituallamiento. El agua que queda esta tan caliente  que parece sopa y todos, incluidos los corredores sin dorsal (mam***s) han acabado con los botellines de agua fría. Bebo apenas dos sorbos y es imposible, empapo mis hombros, mi cabeza y cara con el agua-sopa y le doy mi botella a un corredor que esta junto a mí. Segundo error. En el segundo punto de avituallamiento de los tres que tiene el recorrido, ya no queda agua, así que no me queda más remedio que esperar. Total, si de todas maneras voy a parar, pienso.

¿Cuántas veces me dije a mí misma para? Decenas. Quizás más.

Me propongo un trato. En lugar de pensar en  los 10km (para que, si en ese momento estoy  convencida al 100% de que no voy a llegar) Me digo a mí misma que al menos debo  alcanzar el km. 5 y de esa manera, hacer la mitad del recorrido, lo cual, teniendo en cuenta las circunstancias, tampoco esta del todo mal. Para ese momento mi ritmo sigue en 6´ con algo, pero se va  haciendo más lento cada vez y no puedo hacer nada para evitar eso.

Ni que decir tiene que ya me han pasado todos y cada uno de los corredores que adelanté al principio y que han sabido, de forma mucho más inteligente que yo, dosificar y contener sus ganas, empezar a 7´ ó incluso menos y que ahora, a partir del Km. 5 y con el ambiente bastante más tolerable que al principio, se permiten el lujo de apretar. Yo ya no puedo hacer eso, hace mucho tiempo que perdí el fuel, sencillamente me arrastro con el piloto automático puesto mientras voy superando, poco a poco, pequeñas metas de 400m,  metas asequibles, y siempre pensando que cada una de ellas  es la última.

Llego al km. 5 en 31´ y pico. No puedo creer que haya llegado.

Estamos ahora fuera del casco urbano y escucho una vocecita que me llama: ¿Danae? Miro hacia mi derecha y veo a Manoli, una compañera del foro. Esta  pequeña distracción, con parada incluida para dar dos besos, me hace olvidar por unos instantes el sufrimiento que llevo dentro y me permite avanzar un poco más de forma más o menos tolerable.

Necesito agua.

Por favor, necesito agua.

Alcanzo a un Señor Mayor y me coloco junto a él. Puedo seguir su ritmo y no me muevo de ahí.
Nos miramos y repite mis pensamientos en voz alta:
Necesito agua. Esto es inhumano, no se puede correr sin agua.
Yo contesto: Voy mal, muy mal, no voy a llegar… Mientras, levanto los hombros con la absoluta seguridad de quien no puede hacer nada para  cambiar eso.

Son pensamientos de dos personas que no se conocen de nada, que sienten una extraña  empatía y  se consuelan mutuamente.

Señor Mayor me habla (si las casualidades del destino llevan al Señor Mayor hasta este blog, GRACIAS) me dice que baje el ritmo, pero ya no puedo bajar más el ritmo y eso que las temperaturas han bajado, simplemente bajar más implica caminar.

Vemos unos jardines que están siendo regados en ese preciso momento y Señor Mayor me dice que le siga, trotamos por el medio del césped, sin alterar el recorrido, sintiendo el frescor en la piel, la cara, mientras cientos de pequeñas gotas se adhieren a nosotros. Siento que me recupero, pero el km6 nunca llega, el km6 no existe, se lo han llevado, no lo han señalizado, no está. Tampoco importa mucho, la verdad.

Le pregunto a Señor Mayor la edad y me dice 65. Ex maratoniano.Y justo en ese momento, veo ante mí el puente con más pendiente que he visto en mi vida, igual no era tanta, pero os aseguro que esa pendiente era La pendiente mortal. Mi fin. Se acabo. El km 6 sigue sin aparecer.

No voy a poder…

Señor Mayor me mira y me dice que en cuanto llegue al puente pare. Que van a ser apenas 30 segundos caminando y que tras el puente continúe el trote. Le hago caso sin pensar. Ando esos segundos por un puente de barandas azules y en cuanto logro subir la pendiente, recupero el trote y al Señor Mayor, le doy las gracias por el consejo y permanezco a su lado.

Aparece el km 6 y seguimos sin agua. El km 6 existe y no se lo han llevado.

Trotamos ahora por tramos urbanos que se me antojan iguales todos, los mismos balcones, el mismo empedrado, las mismas señoras que aprovechan el fresco de la noche para sentarse en sus  sillas.

De cuando en cuando, unas duchas apostadas de balcón a balcón, con agua fresca, nos sorprende gratamente y se convierten en  armas de doble filo porque yo me quedaría de buena gana debajo de cualquiera de ellas.

El km 7 lo alcanzamos en la misma plaza de la que salimos. Señor Mayor se rinde. Simplemente se queda allí y se va  con la familia. No mira al lado. Se va. Me entran  unas ganas de llorar del copón y pienso que yo también podría quedarme allí y buscar la meta que esta en la otra  plaza y que le den por saco a esta carrera de mierda y a Sevilla y a los sevillanos (perdón, perdón, perdón… No puede evitarlo)

La salida del Señor Mayor me deja totalmente desangelada, pero sigo. A veces pienso que mis piernas iban  por una parte y mis comederos de cabeza por otro.

El km 8 aparece y ya sé, como en  otras ocasiones, que voy a llegar si o si. Creo que voy la última porque hace tiempo que no veo a nadie ni delante ni detrás de mí.
La técnica de las pequeñas metas; la técnica de hacer tratos con el diablo se  queda  apartada de momento porque los dos kilómetros restantes son asequibles.

Ya he pasado la hora. Quería hacer sub´60 porque me sentía, tras la Carmona, capacitada para  ello, pero ahora mismo me da igual todo, el ritmo, el tiempo, la marca., lo que quiero es llegar.

Debo ir tan mal, que una chica que pasea con su novio me mira entre asombrada y con gesto de susto., y  alcanzo a escuchar: ¡Por dios! Contesto levantando los hombros otra vez y me río.

Voy mejor, es curioso. Es como si hubiese cruzado un nivel de sufrimiento, como si mi cuerpo empezase a tomar de nuevo las riendas del asunto.

Alguien me da un botellín de agua (gracias) y los niños de Dos Hermanas me animan durante los dos últimos kilómetros. A todos les contesto con un ¡Gracias! y una sonrisa.
¿Apretar ahora? Imposible. Como dije me quedé sin fuel en el km 5 lo que he hecho del 5  al 10 es simplemente sobrevivir.

El final.

La meta esta ahí, los aplausos, los ánimos, los ¡Venga, venga! de los corredores que hace siglos que llegaron me hacen sentir más fuerte, orgullosa, porque no me miran como si fuese  la última, me miran como si fuese una más y lo hacen a los ojos (gracias)

¡Quedan 500m! ¡Aprieta! Y aprieto, y no se para que porque nada gano ya pero lo hago. Siento de nuevo esas  ganas de llorar porque ni siquiera sé como lo he hecho. En serio. Creía que no sería capaz de llegar ni al cuatro y estoy aquí, en el diez. Ya se que solo se trata de un 10.000 pero creo, y no exagero, que no he experimentado un sufrimiento mayor en toda  mi vida o al menos no lo recuerdo. Si existen márgenes de  sufrimiento, ayer  amplié el mío con creces.

Al cruzar la meta y parar el crono, el chico de la organización me pregunta si queda alguien más detrás de mi y yo lo miro con ojos de zombie y le digo que no tengo ni idea, me sonríe y me conmina a que vaya a recoger mi bolsa del corredor.
Bastante buena por cierto. Con trofeo incluido que ya reposa, en lugar preferente, en el mueble del salón. Adoro mi cutre trofeo.

Entraron tres personas más después de llegar yo. No adelante a nadie  desde el km 3 y aprendí muchas cosas ayer:

Nunca, nunca, hay que subestimar la dureza de una carrera por muy fácil que pueda parecernos.
Correr en Sevilla es para súper dotados del running.
Si quieres perder dos kilos (es lo que he perdido de ayer a hoy y después de comer y beber) vete a correr a Sevilla.
Correr en Sevilla es una pesadilla.
El sufrimiento se  estira como un chicle.
Las metas asequibles son siempre mejor que las metas enormes y podemos, batalla a batalla ganar la guerra al diablo.
He aprendido que soy mucho más fuerte de lo que creía.
Esta carrera marca un nuevo punto de inflexión.

A todo esto, 1h´9 minutos para 10.110 y a un ritmo de 6´54  es decir, de los cómodos en circunstancias normales.

pd: No me pidáis fotos del durante y final de meta. Simplemente me niego. Mi coquetería femenina (que la tengo aunque no lo parezca) me lo impide.

miércoles, 22 de junio de 2011

CON MALLAS Y A LO LOCO


Pensamientos con el yo profundo:

¿Qué vas a hacer Suricata de la Pradera?

Corro el sábado en Sevilla la carrera Nocturna de Dos Hermanas… (a toda prisa y sin respirar)

¿En serio? (mirada de reprobación)

Si.

¿Y puede saberse desde cuándo sabes que corres una carrera y no le has dicho nada al Pepito Grillo de tu conciencia?

Es que no lo sabía hasta ayer por la tarde. Resulta que Javier no puede ir a esta carrera y le pedí el dorsal llorando a moco tendido: Porfi please! Porfi please! Me lo das? Me lo das? Si? Si? ¡Bien!
Ni siquiera lo pensé mientras denostaba mi dignidad entre súplicas hasta que me dijo que si. Entonces apareciste tú…

¿Sabes la caló que hace en Sevilla? (saca un cuaderno del frac y se pone a tomar notas.)

Empieza a las 10…

¿Te das cuenta de qué estás como una chota?

Que va, si soy muy coherente y consecuente con mis decisiones y actos… Es que una carrera es una carrera ¡y por la noche! No creo recordar que dijese nada acerca de las carreras por la noche…

Sí que lo dijiste. Dijiste: no voy a correr más carreras hasta septiembre (Me enseña el cuaderno y señala con la antena) Eso incluye las carreras nocturnas.

¿En serio? ¿Yo dije eso?

Si. En la entrada del blog del 9 de Junio. Dijiste (literal): No hay carreras hasta septiembre. Finales de Septiembre. Y también: Digamos que Mister Hyde descansa plácidamente mientras Mister Jekyll hace experimentos.
¿Momento quizás de comprarse el tan temido chándal del Carrefour del que tanto habláis?
De esto hace exactamente 13 días.

Que cosas…
Es que no quedaban chándales de táctel en el Carrefour de mi talla, se los han llevado todos los runners enemigos del cruel verano y además dan un calor insoportable; eso por no hablar de que te desaparece el culo con ellos y quedan feos de cuyons… Además, dije que no había más carreras hasta septiembre porque estaba con la regla seguro y ahora estoy poseída por la fase estrogénica… Me tengo que dejar llevar…
¿Qué harías tú si te regalan un dorsal eh?

Eres impetuosa, loca, incoherente…

Oye ¿Sabes que no me gustan nada los grillos? ¿Qué sois negros y ruidosos? ¿Sabes que no tengo ningún problema en aplastar grillos sin remordimiento aunque sean los grillos sagrados de la conciencia? ¿Y que Pinocho molaba más antes de convertirse en un niño de carne y hueso aburrido como El repelente niño Vicente?

¿Estás?



(Un demonio rojo con un dorsal regalado se asoma tímidamente por detrás de mi oreja, me mira y me sonríe)



Pd: Sábado 25 de Junio  a las 22:00.
10km.

lunes, 20 de junio de 2011

CORRER MOLA PORQUE LO VUELVE TODO ROSA


Correr tiene muchas cosas buenas. Por ejemplo, puedes comer carbohidratos y no engordar o puedes echarte una siesta de dos horas y después dormir como un bebé; también es posible que estés deprimido porque el recibo del IBI te recuerde que los impuestos suben año tras año y que tu sueldo baja en la misma proporción. En ese caso, llegas, ves la factura, y en lugar de maldecir y hacerte mala sangre, bebes agua, te enjuagas el sudor de la frente y dices: Don´t worry be happy.

Y es que correr tiene un efecto antidepresivo flipante.

Todo se ve desde una óptica diferente.
Es muy fácil: toma cualquier problema que tengas a mano, dale vueltas antes de salir de casa, maréalo un poco y déjalo en su sitio. Haz un rodaje de los buenos, que te deje lo suficientemente exhausto y luego, cuando llegues a casa, vuelve a tomar el problema que dejaste aparcado, maréalo un poco y déjalo en su sitio ¿A qué ya no es tan grande e inabarcable?

Correr mola porque lo vuelve todo rosa. Te pone tontorrón, cariñoso, alegre, romántico, eufórico, metafísico, delgado… Un pelín plasta, todo hay que decirlo, pero un plasta la mar de recomendable y tierno como un bizcocho.

Para poneros un ejemplo, en un foro de fitness no encuentras cosas como esta:

Un compañero pregunta a otro como es posible que sepa como iba de pulsaciones sin pulsímetro, a lo que este contesta:

Anda que... puede que no lo clavase, pero mas o menos empiezo a saber en función de mi respiración, lo que se me vuele la chaveta, mi nivel de sudoración axilar, la percepción sensorial a los sonidos del campo: jilgueros, gorrioncillos, somormujos... mi ritmo patatil...

Los primeros 11 kms iba to relajao pensando en mis mierdas y oyendo to los bichejos del campo, mirando el paisa(na)je... vamos tranquilo y respirando bien... ritmo de entreno pre-maraton estándar 150-152 .

Los últimos 4 kms dije, coñe, que se me quema la tortilla patateiras que he dejao en el fuego... y ya ni oía, ni veía na..., pero como pa pasar de 165 ppm entrenando tengo que estar ciscándome en los muertos de todo y con la sensación de que me persigue una banda de albano-kosovares dispuestos a mangarme mis preciosas zapas, y a ese nivel no llegué, extraje la meridiana conclusión de que había estado entre 160 y 165 ppm...

¿Quién necesita un patatómetro con estas precisas a la par que simples destrucciones

Alucinante. Poesía masculina en estado puro.
Espero que al implicado no le moleste porque no le he pedido permiso ni nada.

Semana del 13 al 19/06

Lunes: Piernas, bíceps, hombros, abdominales y glúteos. Sesión tranquila.

Martes: Descanso absoluto. Ni activo ni porras. Sofá. Conste que casi me muero.

Miércoles: Iniciación a la técnica de carrera y progresivos. 45´ en total. Agujetas mortales. Fitness: espalda, tríceps (he bajado el peso de las mancuernas de 3k a las de 2k) y pecho.

Jueves: Rodaje suave por la playa de 30´  Sensaciones malas. Calor y molestia en las tibias.

Viernes: Fitness. Todos los grupos musculares manteniendo la bajada de peso en piernas y tríceps. Abdominales y glúteos. Sesión media-fuerte.

Sábado: Rodaje dividido en dos:

Primera parte intensa. Consigo correr el primer km a 5´44 pero es un ritmo demasiado alto para mí a si que no me queda más remedio que frenar y ajustarme a lo que hay de momento. Las piernas perfectas y no me lo puedo creer. Después de la mega paliza de la semana pasada, en la que hice más de 36km, hoy van de lujo. No tengo que arrastrarlas, no pesan, las siento más ligeras, fluidas… Solo he necesitado trabajar un poco menos en fitness, descansar un día, hacer un rodaje corto y listo.
Hago los 5km en 30´58 lo que sale un ritmo medio de 6´11 y que significa que voy ganándole décimas al asfalto de forma lenta pero progresiva.

Segunda parte fácil. Los 3.5k que restan los hago sin pretensiones y lo más cómoda posible. Al llegar a casa y hacer cálculos me sale un ritmo de 6´20  Me siento bien en todos los sentidos, a veces corro más deprisa, freno, me mantengo… Una gozada. Sigo con esa sensación de ligereza, de flotar.

Domingo: Descanso activo (andar)

 ¿Y no será que los rodajes flower power al final que valen para algo?

jueves, 16 de junio de 2011

TÉCNICA DE CARRERA. SKIPPING.

Tras dos días de merecido descanso, donde solo me he permitido la sesión fitness del lunes y muy light (de verdad) ayer probé algo diferente: técnica de carrera y ejercicios de skipping.



Hasta ayer a las seis de la tarde no tenía ni idea de lo que era el skipping.

Mi amiga A, que ya tiene licencia para matar, sellada oficialmente por el médico después de dos penosos años, me propone una sesión diferente a mí habitual rodaje happy smile. Le digo que si, claro.

-¿Qué vamos a hacer?-. Pregunto.

-Ya lo verás-. Contesta.

-Una pista…-. Insisto.

-Ya lo verás-. Repite.

Elegimos la última zona de la playa que esta hasta la bandera de gente y no nos queda más remedio que andar hasta encontrar un lugar más o menos despejado.

Llega el momento de la teoría y las demostraciones prácticas. Cuatro ejercicios diferentes de skipping: con las rodillas de frente, con los talones hacia atrás, de puntillas y variando las zancadas. Siempre sin pasar de los 50m acotados y cuidando la postura y el braceo. Es tremendamente divertido y te permite calentar muy rápido. Todo ello descalzas, con las mallas de running y el bikini.

Cuando más o menos le tengo cogido el truco  a los movimientos, los alterno de forma continua hasta un total de cuatro repeticiones por ejercicio subiendo la intensidad y sin pasar del espacio delimitado. Esto cansa. Sobre todo los ejercicios de zancadas. Casi tanto o más que hacer sentadillas.
A los diez minutos lo ponemos un poco más difícil y A me plantea repetir el mismo grupo pero con el agua hasta las rodillas. Por supuesto el agua hace que los movimientos te cuesten el  doble y al finalizar el ejercicio estamos muertas. Literal.

Es curioso como nos mira la gente. Supongo que no es muy habitual ver a dos mujeres haciendo técnica de carrera en la playa con el atuendo a medias entre un bañista común y un corredor estándar. Algunos corredores que pasan no se cortan un pelo, bajan el ritmo y observan.

Terminados los ejercicios de técnica de carrera (en próximas ocasiones meteremos más, pero para empezar con estos cuatro esta bien) pasamos a progresivos.

5 Progresivos 50m

A ver, la idea de los progresivos es poner en práctica los ejercicios de técnica de carrera. Al final, levantar las rodillas, caminar de puntillas o como un pingüino, andar con los talones y levantando la zancada, tiene como objeto mejorar la forma de correr y hacerte más eficiente y rápido (que buena alumna soy) Digamos que se trata de trazar un “círculo” con la pierna desde que levantas la rodilla, apoyas el pie y lo llevas hacia atrás.  Si además lo coordinas con el braceo, el impulso es aún mayor y más efectivo.

Empezamos muy despacio y terminamos a toda leche ¿Sprint? No al 100% pero casi. Con la zancada lo más amplia posible, el cuerpo ligeramente inclinado hacia delante, los brazos en ángulo de 90º y al unísono con las piernas. La vuelta andando para recuperar y otra vez.

Correr. Pero correr de verdad. Uff, que pasada.

Esto sí que me gusta. Si los ejercicios me resultaron divertidos y muy buenos para calentar (incluso antes de salir a trotar) esto de los progresivos es la leche.

Vamos, que al término de cada progresivo termino eufórica perdida (el número de observadores disimulados aumenta). Además no puedo evitar picarme con A, lo que de alguna manera rompe con la línea de “ejercicio” para convertirlo en “competición espontánea en la orilla del mar” Es algo que no se puede –podemos- evitar. Cada vez que terminamos lo hacemos entre risas y le digo:

-¡Dios A, esto sí que es divertido!

-¿Entiendes ahora por qué esto engancha tanto?

Y si. Lo entiendo perfectamente. Ya hace un tiempo que me di cuenta.

Me pasa el primer progresivo. Le paso en el segundo. Me mira. No hace falta decir nada. Ya no hay vuelta atrás (banda sonora de El bueno, el feo y el malo). 




En el tercero empate. Las pulsaciones por las nubes pero me importa un soberano pimiento. En el cuarto se nota quien tiene el fondo de cuatro meses y quien lleva dos años en dique seco, pero en el último progresivo, saca de memoria muscular, le puede el orgullo, deja de decirme ¡Abre la zancada! ¡No apoyes el talón! ¡Abre, abre, abre…! Se calla y ya no se comporta como una profesora y me pasa por muy poco. Me río, se ríe., parecemos dos colgadas con algo más que agua en el cuerpo (ya veremos la próxima: la guerra ha comenzado) hacemos unos cuantos ejercicios de estiramientos (un secreto: me supo a poco. Fueron cinco pero por mi parte como si hacemos 10. Como decía Miguel Ríos “Hasta que el cuerpo aguante” Ya. No me riñáis por favor), recuperamos la indumentaria del bañista común y ¡al agua patos!

Ha sido muy, muy divertido. Quedaremos una vez a la semana para repetir técnica de carrera y hacer progresivos (babeo) entretanto ya sabéis: rodajes happy smile hasta que el cuerpo se canse y me pida otras cosas.


Unos 45´
Piernas en proceso de recuperación y agujetas en la zona de las ingles (psoas).


lunes, 13 de junio de 2011

¡DIOS MÍO, NO SIENTO LAS PIERNAS!


Nadie me dijo que ser una hippie del running era tan cansado.

La leche que semana.

Lunes: Gimnasio. Espalda, hombros, pecho. Series de tres. Muchas repeticiones. Agujetas.
He bajado el peso para los ejercicios de piernas y la verdad es que lo he notado en las salidas. Correr con agujetas es muy desagradable.
Mi monitor S, me ha dicho que tengo las piernas más delgadas, que estoy más delgada en general, pero me lo ha dicho de buenas, sin reproches, y es que antes de convertirse en Hulk, cuando estudiada en la facultad de Sevilla, S corría por el parque, se inscribía en carreras populares, controlaba pulsaciones… Fueron unos meses hasta que visitó un gimnasio para evitar lesiones y la genética dijo “aquí estoy yo” y es que S es de esos hombres que con coger una mancuerna de 1k desarrolla músculo. Es una pasada. Ahora esta algo más delgado pero cuando lo vimos la primera vez nos quedamos atónitas. Con esto quiero decir que es un hipertrofiado compresivo, guay, siempre me pregunta por las carreras y los rodajes y hasta me da consejos.

Martes: Salida molona  flower power I ¡Ah, la felicidad! Cansancio cero. Piernas perfectas. Unos 8 ó 9 Km. Sin reloj, sin control de ritmos… ¿Dónde se ha visto un hippie con crono? 

Miércoles: Salida molona flower power II ¡Ah, la felicidad! Cansancio cero. Las piernas empiezan a protestar. Mismos km.
Hago un doblete y me voy al gimnasio. Piernas, bíceps y tríceps. Jodidas las series de piernas incluso con un peso menor. Anotar: primero fitness y después correr a la inversa no es buena idea porque vas sin fuerzas.

Jueves: Salida molona flower power III ¡Ah, la felicidad! Me estoy pasando. Piernas pesadas. Mucho. Incluso hacer footing cansa. Mismos km.

Tengo que cambiar el chip. Resulta que si no me canso es como si no trabajase y es una idea integrada en mi sistema operativo que tiene su origen en la sala de fitness. A ver, si no tienes agujetas, si no llegas al fallo muscular, lo que has hecho no vale una mierda. Eso es lo que nos repiten hasta la saciedad. He leído en muchos sitios que no necesariamente esto es así, de hecho hay dos líneas de pensamiento diferentes en cuanto a esto, pero la más extendida es “cuando no puedes más, cuando duele, cuando tengas ganas de parar, entonces y solo entonces, estás trabajando” Esto lleva a muchos culturistas a vivir continuamente con agujetas y a sentirse desolados si después de una sesión de machaque total, al día siguiente se levantan sin ellas. Creo que en el fondo uno visualiza, es decir, después de muchos meses eres capaz de focalizar un músculo concreto y te centras en ese único músculo y lo trabajas hasta que dice “punto muerto” el punto muerto es el fallo muscular. Y nos gusta. Amamos las agujetas.
Si salgo a correr (trotar) y llego a casa tan pancha, saldré al día siguiente. Así de sencillo.

Viernes: Gimnasio. Estoy muerta. Hoy tocamos todos los músculos y hacemos un extra de glúteos. La madre del amor hermoso como duele ¿No querías agujetas?

Sábado: Descanso activo. Mi hija y yo hacemos el círculo del sur con la cámara en mano, para dar fe de algunos detalles descritos con anterioridad. Mismos km pero andando. Tengo tantas agujetas que me cuesta bajar las escaleras. De todas maneras ANDAR NO CANSA.

Domingo: Salida molona flower power IV ¡Ah, la felicidad!.. De estar en el sofá viendo la tele y comiendo unas Lays sabor jamón con tan solo 1000 calorías por paquete… Estoy directamente zombie. No tengo piernas ¡No siento las piernas! Aún así salgo a mi sesión sin pretensión, me paso 20´ luchando con mis pobres extremidades inferiores, terminan haciéndome caso y de repente me encuentro la mar de a gusto. No hay quien me entienda.

¿Voy al psicólogo?

Por cierto, ya hace algunas semanas que bajé de 7´ para los ritmos cómodos. Hoy he hecho más de 10km a 6´20 teniendo en cuenta que uno de los km ha sido por la playa. Digamos que si hoy hiciese "El gran círculo" de 15 km me llevaría sorpresas. He llegado perfecta a casa de cintura para arriba… Las piernas, bueno, nada que no solucione un par de aspirinas.

Esta semana to Kittie que diría mi hija me ha dejado directamente eslomá...







viernes, 10 de junio de 2011

PAZ Y AMOR, HERMANOS.



Con las sensaciones chachis recuperadas, ahora estoy en plan flower power.
Desde el subidón del sábado, donde me probé a mí misma y descubrí que sí, que si quiero puedo y además sintiéndome bien (digamos que hice el círculo del sur en menos de una hora y a ritmo de carrera, sobre todo en la segunda mitad, km 5 al 9), he tomado el camino del relax, el sosiego, el haz el amor y no la guerra. Salgo a trotar cual Bambi, con una segunda camiseta BE HAPPY  blanca Adlib mientras tarareo:

La playa estaba desierta, el sol bañaba tu piel…

O bien:

All you need is love…

O:

Libre, como el sol cuando amanece yo soy libre, como el mar…

Puede que:

Yo, soy rebelde porque el mundo me hizo así, porque nadie me ha tratado con amor…

Para que entendáis el concepto: ME DEJO LLEVAR.
Así que, a excepción del domingo y el lunes, he salido todos los días –TODOS- con una sonrisa de oreja a oreja, cambiando los itinerarios, dejando que me pase todo dios, disfrutando del paisaje, del sol, la brisa, el mar, las florecillas, el canto de los pajaritos… (Suspiro) Me siento feliz.

Digamos que Mister Hyde descansa plácidamente mientras Mister Jekyll hace experimentos.
¿Momento quizás de comprarse el tan temido chándal del Carrefour del que tanto habláis? No. Mister Hyde esta dormido pero esta ahí y a lo mejor mañana se despierta, vete a saber. Ahora, con el estío, lo que me apetece es el runnig ligero como la novela de verano, la ensaladilla, el salmorejo, el melón y la sandia.

No hay carreras hasta septiembre. Finales de Septiembre.

Un ejemplo de rodaje veraniego:

Salida a las 20:00. Rodaje lento, de esos que nunca cansan, de los que te devuelven a casa entera. Círculo del sur pero al revés, tomando primero por la Ronda del Estero. A mi izquierda la Marisma Dolores y la casa Titi, a la derecha un bloque de pisos con un pintada en los bajos que reza: Punk not dead y llegando al camino de Gallineras un edificio enorme, abandonado casi al finalizar las obras, con  ventanas y puertas arrancadas y por lo que veo también han empezado a llevarse los balcones metálicos.  Llegada a la rotonda y camino de la playa. Hoy he probado a correr por la arena por primera vez. Si la arena esta seca es tan difícil como subir cuestas, pero si esta mojada se siente como si pisase una especie de colchoneta. Las piernas agradecidas. Molestias cero. Me quito los zapatos y los calcetines. Es la primera vez que corro por la arena de la playa y también la primera que lo hago descalza. De repente algo sucede. No corremos igual descalzos que con zapatillas. El pie se recoloca, ajusta, expande los dedos, se abre en abanico. Es una sensación única. Empiezo a trotar despacio, casi con miedo y el milagro obra: no apoyo el talón (en realidad tampoco apoyo el talón cuando corro con zapatillas, pero tampoco la puntera, digamos que lo primero que se posa en el suelo es la zona media de mi pie), apoyo la parte delantera del pie y lo hago de forma natural, casi sin esfuerzo. Corro 1km aproximadamente y paro en el último puente que me devuelve al asfalto. Miro a derecha e izquierda y solo veo a dos personas, tres conmigo. La playa infinita, kilométrica, se pierde de lado a lado. Lamento no llevar bañador puesto y aún así meto los pies en el agua, luego avanzo unos pasos más hasta las rodillas. Vuelvo a lamentarme. Las olas recubren la mitad de mis piernas y la sensación de frescor es alucinante (nota: llevar el bikini puesto la próxima vez) Salgo del agua y me pongo los calcetines y los zapatos con los pies mojados. De nuevo en el camino continuo con mi trote flower power. Sigo y sigo y sigo hasta que llego a mi casa. Apenas cansada. Algo más de una hora y cuarto.

Paz y amor, hermanos.




martes, 7 de junio de 2011

Lo que mal empieza…



…Bien acaba.

Creo haber puesto alguna vez en los comentarios de blogs esta misma frase y no ha sido por el simple gusto de modificar el refranero popular, nada más lejos de mi intención, sucede que, normalmente, esto es lo que me pasa cuando las cosas no van del todo bien; sucede que, más tarde o más temprano, consigo extraer de las malas experiencias su opuesto positivo. Es probable que otras entradas tengan el mismo título. He pensado por tanto incluir una numeración  del tipo:

Lo que mal empieza, bien acaba I
Lo que mal empieza, bien acaba II

Y así sucesivamente.

Este ha sido un fin de semana genial.

Por partes.

Salida sábado.

He recuperado mi sensación perdida. Esta bien, intacta, sin mácula.
Gracias a todos por vuestros comentarios de apoyo, por un momento creí estar realmente perdida y me animó mucho saber que son periodos, es más, que son periodos necesarios.
Cambié mi hora de salida a una hora más tarde, casi al anochecer, dejé mi mochila guardada en el armario donde descansa plácidamente junto a montones de camisetas para fitness, mallas, muñequeras, pesas para los tobillos ajustables (sí, hacia step con pesas ajustadas a los tobillos) y demás enseres de gimnasio que ahora comparten cajón con prendas específicas para correr.

Me llevé conmigo una botella pequeña de agua y me puse mi camiseta BE HAPPY (no sé que voy a hacer cuando no de más de sí) salí sin pretensiones, con una actitud positiva, convencida de  escuchar en todo momento las exigencias de mi cuerpo y dejar de lado las exigencias de mi cabeza. Busqué un punto anterior, leí mis propios comienzos, los pensamientos reflexivos, los descubrimientos. Todo lo positivo.

Entonces encontré:

(…)Aquí me pasa una cosa muy curiosa y que los que hacéis deporte regularmente seguro conocéis, empiezo a sentirme bien. Es decir, estoy en la calle, es de noche, no hay un alma y vamos corriendo suavecito por la carretera y es genial. Ese es el sentimiento (…) 

Esto lo escribí la primera vez que salí a correr. Punto kilométrico 1. No llevaba un plan específico de varias semanas. Salí a correr y listo.

Desato todos los puntos de inflexión que he montado en mi cabecita y los transformo en referencias retomables, marcas en la esquinas de un libro para poder recordar las partes que más nos gustan ¿Quién dice que no es bueno releer?

Corro por la carretera de Camposoto y huyo de la marisma, no sé que voy a hacer aunque en el fondo sé muy bien lo que voy a hacer. No es una contradicción. Simplemente me fijo en el camino y trato de ir convenciéndome poco a poco de donde esta el final. Y funciona.

Y sigo los consejos de Gonzalo en cuanto a cerrar los ojos. Entiéndase entrecerrar los ojos, desgraciadamente aún no tengo súper poderes. Y funciona.

Y todo funciona. Llego a la rotonda y tomo por gallineras, en la fachada de Casa Pepe hay colgado un cartel que dice: “Hemos aprobado Bachillerato. Firmado: Lore, Vane y Espe.”  Me río y me alegro un huevo por la Lore, la Vane y la Espe y sigo corriendo. Cada vez más rápida, más ágil, el viento de levante de frente y con ganas de apretar un poco más ¿Por qué será que me encuentro siempre mucho más cómoda a partir del km 5 que al comenzar?

Llego a la altura de Casa Titi, un  restaurante de la isla que con sus luces de neón confunde a cualquiera, diríase que se trata de un lupanar lleno, efectivamente, de titis, pero no lo es. Miro el cronómetro. Me sorprende comprobar que, a esa altura del camino, aún no he pasado la hora y eso hace que me siente muy feliz.

Ya dije que sin pretensiones, pero ¿Acaso no le estoy haciendo caso a mi cuerpo? ¿No dijimos dejar de lado la cabeza? ¿Contención? No. Euforia.

Mi compañero Javier diría que estoy alimentando el ego y tiene toda la razón. Pero que bien sienta después del periodo de dieta.

 ¡Al fin!

Estoy en órbita señores

Después de la salida.

Con las endorfinas por las nubes, más feliz que una perdiz, le digo a mi cónyuge que esa noche salimos. No acepto un no por respuesta.

Tacones de plataforma (para estirar gemelos) y vestido (que sensación más extraña la de llevar vestido) empezamos en La Mariquita te Jarta,  un local decorado con mucho gusto donde puedes comer tapas deliciosas por nada y menos. Copa de sangre de Judas, pollo al curry, salpicón de marisco, lomo con mojo picón… 14€.  Hay que venir al sur.
Tres deliciosos martini rosso y me doy por satisfecha.

Había que celebrarlo…

jueves, 2 de junio de 2011

Sensación perdida




Estas fotos están tomadas a finales de verano. La marisma esta seca y apenas queda agua , puede verse la sal  formando una costra en los orillos y los arbustos aparentemente mustios hasta que llueve y de repente, todo explota de color.

Se busca sensación perdida. Desapareció durante la Carmona Páez de San Fernando, aproximadamente en el Km. 7 y creo que se asustó. Desde entonces, no sé nada de ella.
Urge encontrarla para las tiradas largas ya que el momento  Nirvana On no aparece.
No sé que hacer. Temo haberla perdido para siempre.
Es una sensación tímida, que aparece en los momentos de soledad, acogedora y envolvente, transparente, ajena al tiempo, capaz de transfigurar el paisaje hasta convertirlo en una realidad de dos dimensiones. Sensación a la que le gusta la música de Kurt Cobain y Jim Morrison, pero también tiene momentos de euforia cuando se reinventa  escuchando a Jhon Zorn en “Bonehead” o “Batman”.
Mi sensación perdida tiene fuego en su interior aunque solo yo puedo verlo.
Tiene un valor incalculable para mí.
Si tenéis alguna idea de donde se esconden las sensaciones perdidas de este tipo, por favor, háganmelo saber.

Días malos. Salidas penosas y un calor insoportable. Las piernas como piedras, la humedad se adhiere a la piel, la gorra se va llenando lentamente de sudor y la sal se concentra en las comisuras de los labios y en los párpados. Nada de buenas sensaciones.
Mi ruta se llena de corredores inflamados, corredores que paran y mucha operación bikini.

Troto sin tener en cuenta el ritmo, agobiada por el crono que no avanza, con una hora que parecen dos. Desesperante. Ni mi nueva mochila de hidratación (pensada para la montaña) con su ridícula bolsa y su más que vergonzante tubo de silicona, papafrita total, consiguen levantarme el ánimo. Siento que pesa, se mueve, escucho el agua como si fuese un estómago supletorio y su goma azul es visible a kilómetros de distancia. Horror. Demasiada atención para una persona solitaria como yo (¿forrar el tubo de cinta negra?)

Termino por adentrarme en los caminos zigzagueantes de las marismas donde las piernas pesan menos y el aire pierde densidad.

Esta ha sido la tónica de toda la semana pasada: marismas y caminos de tierra.
Me gusta el ruido que hacen mis zapatillas en la tierra y siempre apago el ipod cuando corro por allí. Casi nunca me cruzo con nadie y sé que, de esconderse en algún sitio, mi sensación perdida esta en la marisma, oculta  en alguna compuerta abierta o detrás del molino de agua o en el observatorio de aves. Seguro.


 





He sacado la bolsa de hidratación que parece una bolsa sonda y he metido una botella pequeña de agua. En las tres salidas he parado a la media hora para beber durante poco más de un minuto y siempre frente al cartel de peces de marisma: jureles, peces sapo, lubina, salmonetes de roca, lisas, mojarras, arañas, anguilas (me dan asco las anguilas desde que leí El tambor de Hojalata)

Luego vuelvo y trato de llegar a casa a duras penas porque cuando salgo de la marisma vuelvo a sentirme chunga otra vez y lo hago sin saltarme la única cuesta de todo el recorrido, precisamente por eso, por ser la única.

Siempre unos 9km para una hora más o menos y tan cansada que parecen 20.

Espero que correr en verano (anticipado verano) sirva para algo. De verdad.

Pd: Buenas noticias  Casi 5º menos de ayer a hoy y parece que la bajada continua esta semana. Menos mal. 


Pd 1: Tres días sin correr, desde el domingo y tengo una sensación incomodísima, una inquietud, desasosiego, mal cuerpo... Así que hoy, sí o sí a la calle


Las imágenes están tomadas de la web: Salinas río Arillo- Tres amigos