Ambiente de salida |
El vagón de cola, mi vagón. |
Son las 10 de la mañana del sábado 21 de mayo y acabo de despertarme. Normalmente lo hago mucho antes, pero hoy ha cuadrado así la cosa y me sorprende. Por la tarde tengo una carrera, mi tercera carrera popular desde que comencé mis andanzas como corredora y no estoy nada nerviosa. Claro que aún quedan muchas horas por delante, pero esta calma chicha es extraña, es como la marea baja, las horas más calurosas del estío o una noche de otoño. Es una calma expectante.
Nada de lo que hago a lo largo del día difiere un ápice de un día de sábado común: mismo desayuno, recoger la casa, preparar el almuerzo e inclusive dormir la siesta. A partir de las seis de la tarde, la cosa empieza a cambiar lentamente. La calma chicha que es como la marea baja comienza lentamente a transformarse en marea alta con oleaje, el estío de la tarde da paso a las bulliciosas noches de verano y la noche de otoño a un día de colores ocres con hojas que caen y viento que sopla.
Preparo la ropa, busco la documentación, coloco el dorsal en la camiseta y dejo los zapatos y los calcetines preparados. Me ducho con agua fría., y tiene su explicación, (aparte de que en verano lo hago siempre) se trata de un experimento que no esta de más probar. El agua fría tiene un efecto tensor, vasoconstrictor que evita la pérdida de humedad de la piel mientras que revitaliza los músculos y la circulación interna (parece un anuncio), aparte de que te despierta, gritas en la ducha y te deja más fresco que una lechuga.
Sigo en la línea de experimentos de última hora que no pueden hacerme ningún mal y me embadurno de crema nutritiva con aceite de coco… Todo persigue el mismo objetivo: con temperaturas por encima de los 25º lo que no quiero es exponerme a la deshidratación típica de las carreras de verano.
A las 19:30 y con todo listo me encamino hacia la Junta de Deportes de la Armada con toda la familia al completo. Me tiemblan ligeramente las manos y no paro de hablar. Ahora sí que estoy nerviosa, pero pienso que eso es bueno porque puedo –y debo- transformarlo en la adrenalina necesaria para afrontar una carrera.
Un poco antes de llegar, le pregunto a mi hijo si quiere calentar conmigo trotando un poco hasta al lugar de la salida. Me dice que si y vamos muy despacito. Le gusta lo que ve y me pregunta si puede apuntarse al club de atletismo conmigo. Recogiendo las babas del suelo y con la lagrimilla en el ojo le digo que si, claro, y el año que viene corremos la Carmona juntos.
Recojo mi chip (primera vez que veo uno) y me lo coloco en el zapato sujeto con los cordones en menos que canta un gallo. Parece que toda mi vida, nada más levantarme, me he puesto un chip en el zapato. Que agilidad (gracias Alpigra por colocar un vídeo en Facebook explicando la colocación correcta del chip)
El ambiente es increíble. Nunca había visto tantas personas juntas en una carrera. En teoría y por el número de dorsales tendremos que ser más de mil.
Javier va a ser mi liebre durante toda la carrera. Hemos hablado días antes de programar su gps por debajo de los 6´ pero después descartamos la idea por precipitada teniendo en cuenta mis resultados en las dos anteriores. Tampoco es plan de pasarlo mal. De todas maneras, le digo que lo ponga como le de la gana, que tire y que yo trataré de seguirle el ritmo si puedo. Eso hace.
Suena el pistoletazo de salida y las mil y pico personas que estamos allí concentradas comenzamos a trotar lentamente (los de atrás) tratando de llegar a la línea de salida, hay algunos tropiezos pero nadie llega a caerse; gente que de repente se cruza delante de ti y te obliga a frenar. Busco con la mirada a Javier que se adelanta unos metros y permanece así durante toda la carrera. Por momentos se me escapa un poco, otras veo que puedo alcanzarle y la mayoría de las veces es él el que mira para atrás y frena.
Santi se queda junto a mí. No tiene muchas ganas de competición. Ha estado toda la semana previa a la carrera sin poder correr y con compromisos de trabajo que implican comidas y bebidas espirituosas… Yo creo que en realidad su idea era acompañarme hasta el 2do o 3cer km y luego tirar más fuerte, pero cuando vio el ambiente de carrera, la gente animando en todos los tramos, desde los balcones, los gritos, los aplausos, decidió que no quería que se acabara y se quedo a mi lado como un clavo.
Mi compi Javier: "El que se desliza" Va andando el tío. |
Toda la carrera así más o menos |
¡La meta esta ahí! |
Desde el inicio mismo de la carrera me siento cómoda, más rápida que otras veces, animada. Por supuesto, al principio prácticamente me quedo atrás del todo pero no me preocupa. Tardo muy poco tiempo en coger un ritmo de carrera cómodo y me mantengo en él sin arriesgar. Ya le ha dicho a Santi que quiero minimizar el sufrimiento.
Los kilómetros se suceden fácilmente. Cero sufrimiento ¿Dónde esta el famosísimo Monstruo de las Galletas? Creo que se ha quedado durmiendo la siesta mientras yo realizaba experimentos con el agua fría ¿Los pensamientos negativos? Imposible que hagan acto de presencia cuando todo el mundo te jalea, hasta los niños pequeños.
El planteamiento de la carrera se ha hecho de menos a más y de repente empiezo la cuenta incesante de personas que vamos adelantando. No me lo puedo creer. No son una, ni dos, ni tres ¡Son muchas más! Casi hasta el final de la carrera esa es la tónica: ir pasando corredores de forma lenta pero sin pausa. Si la carrera hubiese durado unos kilómetros más, me juego lo que sea que el número hubiera sido aún mayor.
Pasamos el primer control de chip y sigo tan cómoda como al principio. Lo único que me hace perder el ritmo e ir más lenta son las cuestas. Sufro porque no estoy acostumbrada a correr con desniveles, mi itinerario habitual es llano (anoto mentalmente: buscar cuestas para entrenar) y cuando menos me lo espero ya estoy –estamos- en la arteria principal de la ciudad: la calle Real.
-Ya hemos pasado más de la mitad-. Me dice Santi
-Esto esta hecho-
-¿Ya?-. Le contesto.
Repito: CERO SUFRIMIENTO.
Puedo hablar con mi compañero sin perder de vista a mi liebre, prácticamente toda la carrera, de hecho, nos permitimos hacer algunas bromas sobre su forma de correr, porque Javier no corre, Javier se desliza por el suelo lentamente. Nunca he visto a una persona hacer menos esfuerzo a la hora de correr. Mueve los pies lo justo, los brazos, el tronco, la cabeza… todo estático excepto ese suave movimiento de pies deslizantes…
En definitiva, puedo hablar, lo cual significa que podría ir un pelín más rápido, pero no sé, no me atrevo, creo que aún no me conozco lo suficientemente bien.
Sigo en mi tónica de no arriesgar sobre todo cuando Santi me dice que, en algunos tramos, vamos por debajo de 6´ Simplemente no me lo puedo creer. El único momento chungo fue al beber agua en el primer avituallamiento, solo un sorbo que casi se me atraganta pero que solo quedó en un susto (anotar: aprender a beber corriendo) y así, a lo tonto, el final de la carrera ¿Ya? ¿Seguro? Aún tengo fuerzas, aún voy bien.
Por primera vez en una carrera he conseguido desconectar y eso es muy importante para mí. Desconectar significa visualizar solo lo que tengo enfrente y desdibujar todo lo demás. Desconectar es la tónica de las tiradas largas que me gustan tanto. Desconectar es importante porque significa ad infinitum. Santi me saca de mi estado de nirvana total y me dice:
-Te han saludado
-¿Qué?
-Esa chica, que te ha saludado.
Miro atrás y veo a una compi del gimnasio y le devuelvo el saludo. Me ha traído a la tierra de nuevo y eso esta bien porque estamos a un pelín de terminar la carrera.
Vemos a unos niños chocando manos y me hace una ilusión de morirse porque me recuerda a las crónicas del Novatillo y yo no quiero ser menos así que corro más fuerte para alcanzar a los críos y chocar sus manitas ¡Qué bonito! Snif.
A la altura del centro comercial, Santi me pregunta si puedo apretar y sí, sí que puedo, pero por error pensé que la meta estaba más lejos, de hecho, el día antes, me dijeron que el itinerario había sido cambiado y que había que llegar hasta el cementerio, bordear el parque, subir una pendiente hasta llegar a meta. Se lo digo a Santi y me dice que entonces no, que esperemos (es lo único que me da rabia) y cuando me doy cuenta vuelve a decirme:
-Que no, que esta ahí la meta!!
Y miro y efectivamente esa es la meta y allí cerquita están mis hijos, sobrinos, cuñada, suegra, marido… Todo el plantel.
-¡Vamos!
Y aquí la novedad. Yo tengo dos piernas. Yo tengo dos piernas normales pero que hasta ayer tenían un precinto. Imagino que un precinto de seguridad, como las lavadoras nuevas y que hay que quitar antes de que comiencen a centrifugar. Bueno, pues yo tenía dos piernas con precinto y no lo sabía.
Acelerón en el último tramo (lástima no haber comenzado antes ¡cachis!) me siento fuerte, cómoda, eufórica, con energía… Entera.
De repente, noto que la postura de mi cuerpo cambia, la zancada se alarga por delante de la cadera, el movimiento es diferente al de la carrera continua, levanto el pecho, recojo los brazos, mirada al frente y velocidad. Noto que la fuerza de las piernas esta ahí, por eso nunca tengo agujetas, porque nunca la había empleado y noto los músculos tensarse igual que al hacer zancadas o sentadillas y la sensación me gusta un huevo (más) Veo mi meta (que no han cerrado) la alfombra con el control de chip, el enorme reloj con el tiempo y me siento eufórica al correr sin precinto, al correr con ganas, fuerte.
Mal foto pero para que os hagáis una idea de mi euforia |
Termino feliz. Santi me dice:
-Te has puesto en 4´30 en el último tramo…
-¿Si?
En fin, cuando comience en un futuro, todo el tema de las series y demás, me lo voy a pasar de lujo. Lo sé.
Los datos que da la organización son estos a falta de que Santi y Javier coloquen los suyos del Garmin (de los que me fío más)
Distancia: 9000
Tiempo: 00:51:35
Ritmo medio: 5,41
Velocidad: 10.468
No son datos reales. No me lo creo vamos. Creo que fui en torno a los 6´ que son 15 décimas por debajo de la carrera de los Toruños
¿La próxima? Ya os contaré.
Felcidades Danae!!!! Se nota que disfrutaste y acabaste a todo tren (por la sonrisa y que la foto saliera borrosa)
ResponderEliminarBuenísima crónica; de envidia sana... Y los tiempos oficiales, más aún. Me alegro. A seguir en la brecha.
ResponderEliminarSalud!
Felicidades por tu buena carrera, no solo por el tiempo que es muy bueno.
ResponderEliminarSi no por la forma de correrla, disfrutándola desde el principio al final.
Y llegando con ganas de más :)
Buena carrera Danae, me gusta mucho leerte porque lo cuentas con mucho entusiasmo y con la ilusión de alguien que lleva poco tiempo en esto de las carreras pero que seguro que seguirá muchos años. Sigue así.
ResponderEliminarMuy buena carrera y mejor crónica, transmites muy bien tus sensaciones. Has aprendido muy pronto a controlar y a relajarte corriendo, y has llegado fresca a la meta para esprintar y todo.
ResponderEliminarEnhorabuena por los progresos, a seguir así, saludos.
Genial Danae, has disfrutado que es de lo que se trata.. ademas acompañada de los tuyos, que mas puedes pedir.. buenas sensaciones y magnifica afición.
ResponderEliminarDos cositas,primera.. yo también me ducho con fría en verano y en invierno.. no me resfrió nunca y segunda.. el efecto dorsal, es que llevaras siempre un ritmo mas rapido que el del entrenamiento con menos sufrimiento... vamos para que me entiendas el dorsal es como el RED BULL te da alas.
Ya has descubierto el efecto dorsal, o el precinto en las piernas, como dices... :) Ahora cuenta con él cuando prepares las próximas carreras, y disfruta de las series y otras torturas que correr nos tiene preparado.
ResponderEliminarMuy bien... Te felicito..!! Poco a poco estás quemando etapas y muy pronto te veo ya restando segundos y minutos en próximas competiciones.... Seguro...!!
ResponderEliminarFELICIDADES DANAE!!!!
ResponderEliminarY doble, en primera por esta carrera, una mas a tu curriculum, y segunda por tu narracion, esta padrisima e hiciste que desde Mexico, en un momento viajara hacia alla, en el cual tu corrias y pude estar ahi contigo compartiendo ruta.
Recibe un gran abrazo y que ese entusiasmo por el running no caiga, al final como dicen: se trata de disfrutar.
Estoy a sus pies Madame Danae. Fenomenal, ya estás enganchada a esto al 100%, de aquí no te saca nadie. Has corrido con muchísima inteligencia, reservando para el final. Cuando uno acaba adelantando a mucha gente es la mejor experiencia que existe. Felicidades.
ResponderEliminarPD1: El ejemplo que le das a tu hijo es impagable.
PD2: ¿a tí te gusta dormir , no? 10 de la mañana y siesta...
Genial carrera, Danae. Disfrutar como lo estas haciendo es lo mas importante, sin darte cuenta mejorarás poco a poco, pero lo mas importante es disfrutar.
ResponderEliminarEnhorabuena por la carrera y por los acompañantes, Danae.
ResponderEliminarSaludos
Muchas felicidades Danae, me encantó el InCrescendo de tu carrera. Besos¡
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios. A veces me siento un poco culpable (sobre todo después de ver las fotos de los demás con caras de "que mal lo estoy pasando") de no haber sufrido un poco más, que es lo que se supone que hay que hacer en las carreras, darlo todo, pero por otra, cada vez que la recuerdo, sonrío, lo cual tan bien es una buena MMP
ResponderEliminarGonzalo: duermo poco, eso es lo extraño, pero el día de la carrera se convirtió en el día de la marmota.
Maier: ducharse con agua fría es muy bueno para la salud y evita los resfriados. Estoy de acuerdo contigo.
Que buena crónica Danae! Felicidades por esa carrera! Ahora que te has librado del precinto se puede ver claramente la proyección que tienes por delante como corredora, porque ilusión y ganas no te faltan y con empeño y constancia llegaras lejos.
ResponderEliminarÁnimo y a por la próxima!