Esta vez no he preparado las cosas la noche antes, no hay mucho que preparar: pantalón corto, top blanco, zapatillas, una cola de caballo, reloj con el crono preparado, protección solar y una mochila con agua, documentación y cuatro imperdibles.
Desayuno un café con leche largo y algunas palmeritas de chocolate. Aún tengo tiempo de encender el ordenador y mirar las noticias mientras desayuno.
Despierto a marido sufridor que, fingiendo estar animado y despejado, se viste prontamente para llevarme hasta el Puerto (gracias). Lleva la cámara y será el encargado de inmortalizar las andanzas de esta Suricata de la Pradera.
Llegamos a las nueve en punto y no tengo problemas en recoger mi dorsal. Miro en las listas mi número, hago cola (separada entre independientes y socios de club) y en menos de diez minutos, tengo el dorsal en mi mano. Muy buena organización en ese sentido.
Aprovecho que es pronto, para andar con mi marido y hacer un reconocimiento previo del terreno. Me gusta. Se parece mucho al lugar donde corro, se respira el mismo aire.
Marismas y río San Pedro al fondo |
Pinares a la derecha y un pequeño trozo de asfalto |
La salida y la llegada completamente vacía. |
Me encuentro con Alpigra y sus nuevas zapatillas. Es tan delgadito este hombre, que las zapatillas parecen tanques en sus pies
Nos saludamos, más fotos y directos para la línea de salida.
Doy antes un par de vueltas al recinto para empezar a acomodarme y hago algunos estiramientos previos.
Esta chica de pelo como Rapunzel soy yo :) |
Suena el pistoletazo de salida y los más de mil corredores concentrados se mueven lentamente. No hay tropiezos, no hay aglomeraciones. Respiro profundamente y empiezo despacio, indiferente a la gente que me va pasando, con la mirada puesta en el trayecto inicial, en el suelo de asfalto que más tarde será todo camino de tierra, en los pinos y los arbustos a ambos lados.
Es difícil no mirar el pelotón de los corredores rápidos y no tratar de correr más para llegar hasta ellos, pero me contengo.
Yo no estoy preparada ni tengo aún ritmo de carrera óptimo. Sería fastidiar la carrera.
El primer kilómetro lo hago 6´18. Más rápido de lo que sería un rodaje normal y el segundo en 6´20. Voy bien, controlando la respiración y mirando a una chica con un ritmo ligeramente inferior y a la que le voy ganando metros poco a poco.
Los tres primeros kilómetros los hago junto a dos señoras veteranas (en mil lides runneras seguro) que, llevando este ritmo de 6´ y poco, van tan a gusto y tranquilas (mientras una, es decir YO hace esfuerzos por controlar la respiración y la zancada) que se permiten el lujo de hablar de sus cosas como si la carrera no fuera con ellas., de la Media de la Bahía de Cádiz y sus respectivos tiempos y de la próxima carrera que van a correr. Por una parte, determino que de mayor quiero ser como ellas y, por otra, bajo el ritmo (empiezo a acusar un ritmo que no es el mío) porque su cháchara empieza a minar mi moral y a desconcentrarme.
Las dos señoras de la derecha, corren medias maratones |
Todo bien. Pienso.
Hace rato que adelanté a la chica de ritmo ligeramente inferior al mío y eso me hace sentir bien. Más que nada por comprobar que se siente al adelantar a alguien, porque la competitividad no es lo mío.
Entre el kilómetro 3 y 4 nos encontramos con el puente de madera que pasa sobre el río San Pedro, y es la única zona donde el terreno asciende hacia arriba, acusando más si cabe, el calor (dichoso calor) y el cansancio que ya empieza a hacer acto de presencia. No disminuyo el ritmo, mantengo la zancada y acorto los pasos, inclino el cuerpo ligeramente hacia delante como leí que debía hacerse en las pendientes y ¡funciona! Enseguida se presenta el puente de madera en pendiente descendente que son las que molan y dejo atrás a mi segundo adelantado, un señor veterano con sus buenos sesenta y pico años.
Desde este momento, a partir del km 4, entramos en terreno de marismas. Al ser un espacio abierto, el calor se siente más pegajoso, molesto, pero de vez en cuando sopla una brisa de poniente, directa del mar, que refresca.
Entro en el kilómetro 5, ya he pasado más de la mitad de la carrera y, aunque estoy cansada –mucho-, no me planteo parar de ninguna de las maneras. A veces, el pensamiento se pasa por la cabeza, no voy a mentiros, pero es controlable, no es grande como la primera vez, es como un mosquito imprevisto e inoportuno.
Encuentro el primer y único puesto de avituallamiento y cojo mi botellita de agua. No bebo. Tan solo tomo un trago que mantengo en la boca para quitarme la sequedad de los labios y la garganta y la escupo. Luego mojo –a lo bestia- mis hombros, cara y cabeza y tiro la casi totalidad del contenido ¡Dios! Que maravilla, es como si la piel resucitara al sentir el fresco del agua. Aquello se parece un poco al concurso Miss camiseta mojada sino fuese porque la que despilfarra el agua sobre su cuerpo, tiene pinta de todo menos de tetona americana. Yo llevo puesto mi súper sujetador con armazón lateral, compuesto de cuatro piezas insertadas y cosidas de tal manera que te comprimen y almacena las mamellacas hasta hacerlas desaparecer casi. Como debe ser.
Tiro la botella en el primer contenedor que encuentro y en pocos minutos entro en el km 6. Ahora sí estoy cansada, además tengo la sensación de que la tierra me frena, por una parte, las piernas sufren menos, no he notado ninguna molestia, ni siquiera al principio, pero por otra, es como si la tierra impidiera la fluidez de la zancada.
Es en este kilómetro cuando adelanto a mi tercera persona ¡Tres! Wow. Pienso. Es una chica a la que vi bastante adelantada en la salida y que, ahora, el Monstruo de las Galletas ha vencido. Como se perfectamente como debe sentirse, le digo: ¡Vamos! Y me hace un gesto con la mano que indica imposibilidad total.
No es la única a la que he visto parar. Mucha gente para, incluso los que van por delante de mí, porque el calor es insoportable a las 10:35 pasadas. Hay un chico que hace de ello una estrategia muy personal de carrera. Para un minuto y corre rápido el segundo y así, a lo tonto, consigue sacarme un trozo bestial.
Del km 6 al 7 sólo recuerdo el calor, la soledad (me encuentro mucho mejor cuando estoy sola) y lo largo que puede ser un kilómetro cuando ya vas cansada. De hecho, tengo que bajar el ritmo, quiero guardar algo de fuerzas para el final.
Del 7 al 8 más de lo mismo y pensamientos negativos a modos de nubarrones negros en lo alto de mi cabeza. Sin embargo, a pesar de todo el cansancio, me siento fuerte psicológicamente, apurada, pero con el control de la situación. Por supuesto, mi ritmo decrece con respecto al principio, pero como digo muchas veces, para mí lo importante es llegar y no tener que parar.
En el km 9 y final, hecho mano de mi reserva de energía, veo que algo queda, y tiro un poquito más fuerte. Hacemos un tramo por asfalto, paralelo a la carretera de Valdelagrana y es ahí, donde tomo conciencia de lo agradecido que es el asfalto porque aprieto y las piernas me responden. Encima tenemos pendiente descendente con lo que ayuda eso en este momento.
Recibo ánimos de un chico de la organización: ¡Venga que ya queda poco! Y de una señora sentada en el último puentecito de madera que debemos cruzar y que, junto a mi marido sufridor, me dice ¡Vamos! ¡Vamos! Es increíble lo que unas palabras tan simples pueden insuflar de energía el espíritu de una persona.
Sería genial ir así pero toda la carrera :( |
A mi no se me ocurriría hacer algo así. Tuve que hacer los últimos 500 metros sorteando señoras que paseaban a su perro, corredores (y esto es lo peor) e incluso niños. Final sorteando obstáculos.
Concluida la carrera, cansada pero no agotada, siempre con la sensación de haber controlado la situación, me encuentro de nuevo a Alpigra, le comento lo del detalle del final y me dice que sí, que efectivamente, ha faltado respeto con los corredores del vagón de cola. Nada de aplausos y vítores. Un final frío como el acero.
Aprovechamos (por cierto, solo cien camisetas, la Junta de Andalucía no esta para muchos gastos) la oportunidad para tomarnos una cerveza bien fría los tres: Alpigra, marido sufridor y yo. Solo una porque mi cónyuge estaba de “escaqueo” y tenía que entrar a trabajar.
Cambios una vez consultados tiempos oficiales:
Distancia empleada: 9km
Tiempo empleado: 58´00 55´57´´ Resultados web Carmona Paez :)
Ritmo medio: 6´26 6´13
Velocidad: 9,31 km/h (Poco a poco) 9.651
Sensaciones: Control, control y control. Muy buenas sensaciones al principio, menos al final, cansancio pero, repito, control.
Vale. No son tiempos para tirar cohetes, pero son mis tiempos. En mi primera carrera hice un ritmo medio de 6´29 en asfalto y la carrera de ayer fue por caminos de tierra ¿Quién se resiste ahora a comprobar que puede suceder en un 10.000 en asfalto?
Mi compañero Alpigra. Corredor de medias y que se prepara para la maratón a partir de septiembre. |
Alpigra y yo antes de la carrera. |
Je,je,je. ¡Qué diferencia con respecto a la carrera anterior!. Me alegro mucho por ti. Sin duda, la psicología del corredor es algo a tener en cuenta, ¿no?; controlar la cabeza es fundamental, en las carreras y en la vida.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Salud!
MUCHAS FELCIDADES DANAE!!!
ResponderEliminarY muy buena cronica, una carrera mas a tu currriculum y esperemos que poco a poco, estas vayan aumentando.
Recibe un gran abrazo desde Mexico!!!
¡¡ENHORABUENA!! Otra a la buchaca. Que envidia de recorrido, parece bonito.
ResponderEliminar¿Y tu amigo TRIKI? Parece que esta vez no vino a fastidiarte.....
Danae, muchas felicidades. Debo decirte que es una crónica buenísima, mientras la leía parecía como si yo también estuviera dentro. La mejoría es evidente, los kms te van a ir haciendo mejorar poco a poco. En este deporte hay mejora continua (hasta un tope) pero lenta.
ResponderEliminarNoto ciertos matices como lo de la alegría de adelantar, etc que intuyo vienen ya del veneno running que tienes en las venas. No hay vuelta atrás, esto de correr ya es para siempre. Felicidades.
Acabas de empezar y con las ideas claras como las tienes, la mejoría será espectacular en unos meses. Esas señoras que iban hablando de sus carreras pronto solamente te verán en la salida. Felicidades
ResponderEliminarMuchas felicidades, con muchos menos pensamientos negativos que la otra vez, una pena el final, hay que gente que no sabe respetar a los demas.
ResponderEliminarFelicidades por la carrera!! ahora a seguir sumando kilómetros.....
ResponderEliminarMuchas felicidades Danae¡ No eran las mejores condiciones (calor, el final, etc.) y demostraste ser una "titana". Menuda profesional¡ ;)
ResponderEliminarSiempre tienes que ver las mejoras en las sensaciones de tu cuerpo.. y no marcarte las mejoras por el tiempo realizado... es la señal de que estas mejorando a nivel físico.
ResponderEliminarDe las carreras quedate siempre con lo mejor.. siempre hay gente que piensa que solo corren los primeros..
me perdi esa carrera por mi trabajo...me gustaria haber ido, pero bueno, otra vez sera...
ResponderEliminarFelicidades y muy buen blog, me encanta!
Recomendado tu blog por Gonzalo, paso por el y con tu permiso me quedo, muy buena cronica Danae, como bien dices el tiempo es lo de menos, lo bueno es acabar bien y con las sensacion de haber hecho una buena carrera.
ResponderEliminarUn saludo.
Las recomendaciones de Gonzalo han surtido efecto. Me gusta mucho tu filosofia de corredora, tu blog, las cronicas...
ResponderEliminarLlevas toda la razon con que el ganador es el que compite contra sí mismo. Lo mismo algun dia nos encontramos en alguna carrera. Te sigo en el blog
Muy buen crónica,de verdad, me gusta mucho tu estilo.Tu relato está lleno de verdades runners Ya estas reincidiendo en las carreras ¡pobres ocrrdores pasivos!(consortes)
ResponderEliminarFelicidades por la carrera y el relato
Es el primer post que te leo, y me ha encantado, como ya ha dicho alguien me quedo por aqui.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios y ánimos. La motivación va in crescendo con cada día que pasa.
ResponderEliminarY a los nuevos, hay butacas vacías, sentaos donde más os guste ;) Un blog con seguidores es como un árbol con manzanas rojas, mucho más bonito.
ResponderEliminarEnhorabuena por la carrera y por la crónica, muy bien escrita. Como ya te han dicho, quédate con las sensaciones de mejora y de saber controlar tu ritmo.
ResponderEliminarLo de la falta de respeto a los últimos lo sufrí el año pasado en el Acuatlón de Rota, y sienta fatal, en tu caso peor porque eran lo propios corredores, no como a mí me pasó, que fue con los veraneantes por el paseo marítimo.
Un saludo y hasta la próxima.