Una mañana preciosa, un calor considerable y una carrera de 8 Km. por la playa. El plan perfecto.
No voy a extenderme demasiado en esta crónica hablando de mí porque creo que eso sería restar mérito a la verdadera protagonista y campeona, Manoli. La idea, en esta ocasión, ha sido ejercer de partner y, a no ser que ella digo lo contrario, creo que he aprobado con nota.
Coincidimos en la zona de recogida de dorsales y hacemos las debidas presentaciones. Manoli esta hecha un flan., habla y habla y habla. Dice que no esta nerviosa, pero se le nota a leguas que si. Tener nervios antes de una carrera es normal y si encima es la primera, inevitable.
Caminamos por la playa y vemos lo habitual en estas carreras, mucho club y mucho, mucho galgo perfectísimamente depilado (¿Cera? ¿Fría o caliente? ¿Cuchilla?) Nos encontramos a Carmelo, al que nombro desde ahora D. Quijote runner de cai y que merece, el solito, una entrada entera. Me alegra verle, hemos coincidido en 4 de las 5 carreras y creo que me da suerte.
Faltan pocos minutos para el comienzo, por mi parte no siento mariposas, ni nervios, ni nada. No parece que vaya a correr. Miro a Manoli y parece tranquila también. Le sugiero el fondo por supuesto, nuestros ritmos son similares y es nuestro lugar natural, así evitaremos el famoso “Efecto Dorsal” que te puede jugar malas pasadas.
Le hago unas recomendaciones previas, algo así como el “Manual de instrucciones para la primera carrera”
Olvídate del resto de corredores.
Haz tu carrera
El logro es acabar
Sufrir en la primera carrera no tiene mucho sentido. Puede pasar que se te quiten las ganas para siempre.
Cuando suena el pistoletazo de salida, salimos ligeramente más rápidas, dejamos que los que corren rápido vayan a lo suyo y adelantamos a los que van más despacio que nosotras (aunque parezca increíble los hay) El ritmo es cómodo y ambas vamos perfectamente. El calor es, de todo, lo que más miedo me da, porque yo soy una corredora nocturna, de las que sale pasadas las ocho de la tarde. De cuando en cuando, miro a Manoli y me sorprende su entereza. Los 2 primeros km pasan rápido y descubrimos que el circuito, en principio pensado en un tramo de 4 km de ida y vuelta, es en realidad un Arriba-Abajo igualito al parque, los que te machacan el coco.
En el primer tramo, la arena es compacta y dura, apenas cuesta correr por ella, pero a medida que vamos haciendo kilómetros, las pisadas de otros corredores forman surcos, agujeros, y hay montones de pequeños charcos que la marea en su retroceso ha ido dejando tras de si. El viento de poniente es agradable en nuestro recorrido por el km 3 pero hay que pagarle tributo: te frena., sin embargo, acostumbrada al viento del levante, que es un muro de aire caliente, la brisa que sopla intensa pero fresca es un bálsamo.
No me encuentro ni bien ni mal, simplemente corro y Manoli va de lujo.
En el km 4, segunda vuelta del circuito, somos testigos de primera mano de la entrada en meta del ganador. Algo increíble. Un chico escuálido, de piernas eternas, hace sus últimos metros sin apenas rozar la arena, veloz como el viento, aclamado por decenas de vítores y aplausos. Y ahí estamos nosotras, dos mujeres paquetillo, contagiadas del clamor, espectadoras de lujo simplemente por ser las más lentas. Pero aunque los aplausos no sean para nosotras, le digo a Manoli, nos vienen de perlas.
Ahora sí que sí, eso que llamáis flow, me llega con un ligero cosquilleo que comienza por los dedos y me sube por los brazos. Ya estoy. Supongo que se le puede decir el estado de estar colocado en una carrera. Ahora lo que me echen.
Lo curioso es que Manoli, que a todas luces ha hecho los primeros 4 km más cómoda que yo, empieza a sufrir en este preciso momento. También es normal. A mí me paso en el km 5 de la primera carrera: aparece su monstruito.
Creo que lo mío es una cuestión de acomodar el cuerpo. Soy algo así como un motor diesel, no voy a ser rápida nunca, me hago a la idea, pero resistente puedo serlo un rato largo. Solo tengo que escuchar a mi cuerpo, dejar que él decida. Si él quiere –y necesita- empezar muy despacio para ir subiendo progresivamente, pues se hace. Siguiendo esta regla sé que todo va a ir bien.
Hago un esfuerzo considerable por recobrar la conciencia (no es broma, cuando digo que me voy es que me voy, no veo a nadie), salirme de mi estado de zancada-zancada-zancada; línea recta-línea recta- línea recta y le pregunto a Manoli ¿Cómo vas? Así, así. Vale, el “así, así”, al igual que los ¡Uf! de distinto tipo significan en el argot runnero, chungo de nivel 8 en una escala de 10. Un 10 es directamente: No puedo.
Le digo a la compañera que a la mínima señal de malestar o sufrimiento excesivo, baje el ritmo todo cuanto pueda hasta que recupere lo suficiente como para volver a apretar sin sentirse incómoda. Más o menos se lo dijo en números: Ponte a 7´ o 7´5, incluso 8´ y en ese momento, sufriendo como un mono, me contesta: Eso si que me pone nerviosa, Danae, que me digas los ritmos. Chitón, pienso yo. La entiendo perfectamente. En adelante sustituyo los ritmos numéricos por los: ¿Bien? Así, así… Pues frena un poco.
Y así, a lo tonto, ya estamos en el km 6 y la carrera esta en nuestras manos. Voy muy bien y Manoli va sufriendo, pero no va a parar, de eso estoy segura. La capacidad de sufrimiento de una mujer que ha perdido en un año una cantidad nada desdeñable de peso, con la voluntad y el empeño que hay que poner en ello, sumada a la ilusión de preparase para la nocturna de Sevilla (12km) simplemente porque vio a los corredores por la ventana y se dijo a sí misma Yo también quiero estar ahí, no es moco de pavo. Es una runner en potencia. Y cuando una mujer se empeña en algo y deja sus inseguridades a un lado, que tiemble el mundo.
El último tramo de la carrera es apoteósico. A falta de 100 m para entrar en meta, le digo a Manoli que me de la mano. Levantamos los brazos y le digo: ¡Corre! ¡Corre! ¡Corre! En una carrera tienes que apretar al final, aunque entres muerto, es una cuestión de orgullo. Nos marcamos un sprint (4´ y poco) pletóricas de felicidad… Y de endorfinas. En cuanto cruzamos la línea de meta nos abrazamos orgullosas.
Creo que estará contenta. Yo lo estoy y mucho.
Por cierto, olvidé OTRA VEZ parar el crono, a Manoli le pasó lo mismo (vaya par de dos). Calculo unos 55´ para 8 km, que no esta nada mal para estrenarse.
Pd: Me saludaron en carrera. Un chico gritó ¡Danae! Joer que ilusión… Soy fácil de reconocer: paquetillo femenino de escasa estatura, pelo largo, y que suele entrar, generalmente, de las últimas.
Conjuntadas por casualidad y junto a Carmelo, D. Quijote runner de Cai |
Increible lo que me esta pasando en las piernas... ¡Canijas! |
De charla y corriendo a lo majorette... |
Hola, Danae. Fui yo el que te saludé, pero no te reconocí por cómo te describes, sino porque sabía que ibas acompañada de una amiga, y sobre todo por la sonrisa de oreja a oreja que no te cabía en la cara. Se te ve de lejos cómo disfrutas corriendo, es la clave para que sigas haciéndolo durante mucho tiempo y cada vez mejor.
ResponderEliminarDentro de dos semanas hay otra carrera playera en Valdelagrana. Seguramente no podré ir porque tengo otra competición, pero te lo comento por si te interesa.
Un abrazo y hasta la próxima.
Pues encantada de conocerte en carrera...
ResponderEliminarReconozco que esta vez ha sido fácil.
Ahora si que pienso dejarlo hasta septiembre, hacer kms, cambios de ritmo., no sé, preparar la nocturna con tiempo y algo más de cabeza.
Por lo que cuentas, hiciste el papel de liebre-guía a las mil maravillas, como una veterana. No cabe duda que la experiencia es un grado...
ResponderEliminarSalud!
A mi me duran las endorfinas aun, es lo que hablábamos, esto es como un parto cuando acaba solo tienes el subidon y no recuerdas ni sufrimiento ni dolor.
ResponderEliminarLo he pasado muy bien y me has hecho de partner no virtual a las mil maravillas. En Sevilla corremos juntas tb.
Muchas felicidades a las dos, por vuestra carrera.. de eso se trata de disfrutar al maximo y sufrir solo lo minimo.
ResponderEliminarDanae, muchas felicidades. Ya eres una veterana, ayudando a los que empiezan, hablando de sensaciones, de flow, todo marcha.
ResponderEliminarPero un detalle, esa Manoli tiene clase y si no entrenas pronto se subirá a un vagón delantero y te dejará atrás, y para muestra un botón: Fíjate en la última foto que has publicado, a ella se le ve con los dos pies en el aire como las gacelas keniatas y a tí casi casi con los dos pies pegados al suelo en plan trotona feliz :)
Enhorabuena, Danae, otra carrerita gustosa para el cuerpo! :)
ResponderEliminarEs una buena cosa eso de "apadrinar" corredores en su bautizo como tales. :)
Manoli no lo olvidará nunca. ;)
Gonzalo: Así me gusta. Palmadita en la espalda y dedo en la llaga. Como debe ser. Nos hemos fijado en lo mismo, las zancadas. Lo mío es humillante e indigno.
ResponderEliminarHay una anécdota del gran Arnold (el de las pesas)en la que cuentan que su talón de aquiles, el tronco inferior, causaba mofa entre sus compañeros de hierro por la descompensación física. Lejos de amilanarse, Arnold empezó a frecuentar el gimnasio con unos minúsculos bañadores que dejaban al descubierto su defecto, castigando su ego día tras día, intencionadamente, hasta que las piernas empezaron a crecer y las risas cesaron: Habían subestimado el poder del ego herido...
Voy a colgar la foto en el escritorio a ver si conmigo funciona también.
Pero no os dais cuenta que estoy saltado el charco? Jajajaj
ResponderEliminarManoli Nada, nada. Abre un blog y descubrirás que el personal primero te alienta con dulces palabras y luego te obligan a afilar el cuchillo... A mi me mola la verdad.
ResponderEliminarPara la nocturna de Sevilla que tal disfrazadas? Me pido el de Caperucita Roja.
Danae, imaginate la caperuza y las trenzas y una noche de 30 grados. De todas formas, yo no sirvo para los disfraces tengo mucho sentido del ridículo. Aunque me puedo disfrazar de runner :D
ResponderEliminarY lo del blog, ya has visto mi crónica, nada que ver con la tuya no me han concedido el talento de la escritura, lo mío es la incontinencia verbal. Eso si, jamás pensé que podría correr y hablar a la vez y ayer me harté.
Se os ve muy buena pinta chicas.
ResponderEliminarFelicidades de nuevo y a por otra
Pues enhorabuena Danae!!!
ResponderEliminarComo dice Gonzalo, toda una runner que ya sirve de "pacer", y eso es lo bonito de esto, que encuentre gente con amor al running.
Y pues felicidades a Manoli por su primer carrera y que sean muchas mas las que hayan por venir.
Un abrazo y de nueva cuenta, muchas felicidades!!!!
Muchas felicidades!
ResponderEliminarestas son las carreras que siempre se te quedan grabadas
Felicidades Danae y felicidades a Manoli! Hacer de liebre tiene que alegrarte mucho y seguro que ella no lo olvidará.
ResponderEliminarPor cierto, lo de correr por la playa parece muy romántico dicho así, pero tiene que ser un poco cansado entre surcos, agujeros y charcos...
Un saludo
Enhorabuena a las dos, Danae!!!
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