domingo, 21 de agosto de 2011

CRÓNICA DE UNA MARCHA NOCTURNA.


A las 19:00 horas, con un levante del demonio y un cielo completamente encapotado, un grupo aproximado de 70 personas, comienza a caminar dirección Cádiz. Entre ellos, mi hija, su amiga y los padres de ésta, que finalmente se decidieron y se apuntaron a la marcha. El recorrido total esta fijado en 31 km aunque los gps marcarían al término casi un km más.


Tomamos por el camino de la depuradora, el ritmo marcado esta en 6km/h, algo más vivo de lo que sería una caminata normal y de momento todo el mundo lo acata feliz. En pocos minutos, formamos una colorida caravana donde predominan las camisetas amarillo fluorescente, naranja y verde., las mochilas de hidratación y algunos bastones. Caminantes de todas las edades, desde niños y adolescentes, hasta personas mayores. Todos con muchas ganas.


Mi hija ya sabe que yo me voy a adelantar hasta el grupo que encabeza la marcha y para ello, ambas llevamos nuestros móviles para no perder el contacto en ningún momento. La consigna es clara: en cuanto la peque este cansada me llamará y yo llamaré a su padre para que la vaya a buscar.

Mi hija a la derecha, su amiga, y los padres en primer lugar.
Así que comienzo a caminar rápido y me sitúo de momento en el grupo de cabeza formado por unas 15 personas. Es una  gozada porque entiendo que es lo más cerca que voy a estar de un pelotón dominante… Me siento una infiltrada.


 Y así van transcurriendo los kilómetros uno detrás de otro, a un ritmo de caminata rápido pero totalmente llevadero. Cuando llegamos al puente de entrada a Cádiz, el primer lugar donde pararemos y nos reagruparemos todos, llamó a mi hija para saber como va:


Me pillaron en el momento justo.
¿Te queda mucho para llegar a la primera parada?
No. Ya te veo desde donde voy.
¿Quieres seguir o llamo a tu padre?
Sigo, sigo.
¿Seguro?
Que si mamá.

La siguiente parada esta fijada en la playa de la Caleta. Reconozco que me preocupa pensar que la enana no sea capaz de llegar hasta allí, aunque en todo caso sé que, de ocurrir, me llamará seguro. Camino deprisa junto a Sebas,  al que acabo de conocer y he reconocido por la foto que tiene puesta en su blog. Ya sabéis como funcionan estas cosas entre corredores: no conoces de nada a una persona y sin embargo puedes estar todo el rato hablando sin parar de lo que más nos gusta, correr. Vamos lo suficientemente deprisa como para dejar al grueso del pelotón detrás nuestro y cuando nos damos cuenta, ya los hemos perdido de vista. Delante nuestro esta otro pequeño grupo encabezado por una chica a la que es imposible alcanzar.


Las niñas dirección a la Caleta.
El cielo amenaza con tormenta de un momento a otro y el ritmo de marcha que llevamos es tan rápido que estamos a un paso del trote, pero nos contenemos, queda más de la mitad. Para cuando llegamos al segundo punto de encuentro y nos unimos todos en un único grupo de unas 15 personas, llevamos 2:45 minutos andando y hemos recorrido 16´5 km. Estoy perfectamente. No me duele nada y las piernas han aguantado el tirón de lujo. Nos preguntamos a cuánto estará el resto del grupo y no nos queda más remedio que esperar.



Aprovecho para llamar a mi hija y me dice que ahora sí que va cansada y que se ha tomado un Red bull…

¿Te has tomado un Red bull?
Si, mamá, es que me dolía todo.
¿Y ahora?
Ahora no me duele nada…
¿Llamo a tu padre?
Ok.

Como teníamos convenido mi marido llega a la Caleta en menos que canta un gallo y se lleva a una niña que ha sido capaz de andar 16 kilometrazos sin quejarse y cargada con la mochila. Tanto ella como su amiga, van muy contentas. Al parecer, mientras iban caminando, algunas personas las animaron y las niñas no se lo esperaban. Antes de que se fuera, determinamos que el año que viene, lo intentaremos con 20 km. Me consta que la experiencia le ha encantado.


Dos de las cuatro personas que terminamos juntas la marcha.
A partir de aquí ya no hay documentos gráficos porque los fotógrafos se quedaron atrás :P

Tras 45´ de descanso (demasiado tiempo para mi gusto. Te enfrías y volver a empezar cuesta) que aprovechamos para beber agua, comer algo y algunos darse un baño en la playa, retomamos el camino. Llevo unas barritas de dátiles y fresa que compré en el Mercadona y que os recomiendo encarecidamente: son fabulosas. Me he comido sólo unas de ellas porque no tengo hambre y dejo las dos restantes para los últimos 10 km (me vinieron de perlas) Recargo el bidón de agua del cinturón de hidratación y empezamos a caminar despacio, bordeando el paseo marítimo hasta el punto en el que tendremos que bajar a la playa y hacer parte del recorrido por la arena.

Fue sin duda alguna la parte más dura y fascinante del recorrido. La luna, que no vimos en ningún momento, se esconde tras un cielo cubierto de nubes que amenazan con tormenta desde el principio mismo de la marcha, y a ello hay que sumar un viento de levante que sopla cada vez más fuerte, ahora que no estamos al abrigo de los edificios, y levanta la arena en serpenteantes formas doradas hasta nuestras mismas piernas, donde impacta y se deja notar ¡Vaya si se nota! Caminamos más despacio, observando los relámpagos que se dibujan en el horizonte, entrecerrando los ojos, inclinando el cuerpo, buscando la arena mojada y compacta. Al principio no tenemos que usar las linternas porque los bares y chiringuitos del paseo marítimo nos alumbran, pero a medida que avanzamos y dejamos atrás la ciudad, hay que usarlas porque las farolas apostadas en la carretera paralela a nuestro camino, tienen una luz muy débil y estamos a muchos metros de ellas. Me siento afortunada. No hay un alma en la playa salvo un grupo compacto de 10 personas que vuelven a alejarse del grueso de caminantes, andando rápido, manteniendo el ritmo establecido de principio., aquí estoy, en un lugar salvaje y único, oscuro y dorado, amenazado por el agua y azotado por el viento, siguiendo el haz de luz que dejan las linternas, con los zapatos cargados de arena y caminado en silencio junto a otras personas en ese lugar y a esa hora un viernes por la noche. Un planazo.

La llegada al puente que nos devuelve al camino de la depuradora, significa un alivio considerable para las piernas que ya acusan tanta arena y empiezo a notarlas cargadas, ligeramente doloridas. Vemos, por las luces al fondo, como el resto del grupo esta a más de 2km de nosotros y me parece increíble que haya podido caminar tan rápido.

Aprovechamos para quitarnos de las zapatillas la arena y comentamos que solo quedan 5 km para llegar al punto de salida. Para ese momento, el grupo de cabeza formado por unas 10-15 personas, se ha ido disgregando hasta los 7 u 8 que estamos ahora. Estoy muy contenta porque he mantenido la posición desde el principio y aunque este cansada, se que voy a llegar con ellos.

Afrontamos el último tramo por donde vinimos y acelero el paso. Digamos que voy en cuarta posición en la fila. Casi sin darme cuenta, centrada solo en el camino, sin hablar con nadie, solo concentrada, acelero. Sinceramente, nunca pensé que fuese capaz de andar tan rápido. Alucinada estoy todavía. Vamos cuatro personas, el resto del grupo de cabeza empieza a quedarse atrás, tres hombres y yo. Mantengo el paso, miro hacia atrás y ya no veo a nadie, vamos solo nosotros.

Digamos que para el km 30, a falta de uno solo, llevo las  piernas dormidas pero con un movimiento constante y tal como estaba previsto llegamos al punto de salida.

En total recorrimos caminando 31.700 km, en unas seis horas.

Fui la primera chica marchadora en llegar  al punto establecido y, como he dicho antes, aún estoy flipando en colores.

Esto me lleva a una reflexión:

¿Estaré equivocando mi modalidad atlética y en lugar de ser una corredora, soy una marchadora en potencia? Una cosa esta clara, corriendo soy un pato mareado, pero andando… ¡A ver quién me pilla!

La experiencia ha sido única. Me ha permitido conocer a un montón de personas interesantes, tener una toma de contacto con las distancias largas y adquirir confianza en mi misma. Pienso repetir…

Pd: Tengo unas agujetas mortales. Ando con las piernas entreabiertas y sin poder doblar las rodillas, pero en general, nada que no se pase en tres o cuatro días.
Y las uñas...

Pd1: Llegamos a la 01:15 Luego he sabido que el resto del pelotón llego una hora, hora y cuarto más tarde!!



14 comentarios:

  1. Realmente lo has hecho muy bien y habrás disfrutado como nunca..!! Lo cierto es que caminar largas distancias, al contrario de lo que pueda parecer, no es nada fácil y por supuesto no está al alcance de cualquiera... Felicidades por tu experiencia compartida.. Ah, y tu hija, con 16 km, merece un aplauso..!!

    ResponderEliminar
  2. A ver si has despertado el gusanillo del running en tus hijas... :)

    Me suena mucho eso de encontrarte con alguien en una competición, y sentirte como si le conocieras de toda la vida. Nos parecemos mucho todos los corredores, con nuestras diferencias, y eso hace aún más atractivo conocer a gente nueva, sabes que tienes mucho en común y muchas cosas de las que sabes que puedes hablar, pero en cambio siempre te encuentras alguna sorpresa nueva.

    Felicidades por ese primer puesto en tu categoría!!! ;)

    ResponderEliminar
  3. Muy buena caminata y aunque parezca un ejercicio parecido a correr, nada más lejos de la realidad. A mi en cada caminata que hago me salen dolores que nunca he tenido en ninguna carrera.

    Y lo de tu hija es para quitarse el sombrero.

    Ánimo y a seguir así...

    ResponderEliminar
  4. Yo creo que estas caminatas vienen bien también para los runners, así que todo suma!!

    Saludos!

    ResponderEliminar
  5. Muchas felicidades!!! y cuidate esas uñas que yo llevo meses con un de color chungo que aunque no me duele tampoco se cae

    un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Pues menos mal que no soy el único que tras una caminata larga se queda hecho una pasa...
    Enhorabuena por "el tute".

    Salud!

    ResponderEliminar
  7. Para el año que viene los 101 de Ronda... ;)

    ResponderEliminar
  8. Madre mía! q paliza niña!!!joeeeeeeee....Felicidades

    ResponderEliminar
  9. Qué pasada! felicidades!! tengo compis que igual que tu caminando nadie les adelanta!
    A disfrutar de esos kilómetros y agujetas!
    bss
    Tania

    ResponderEliminar
  10. Me uno a las felicitaciones para ti y para tu hija, seguro que muy pronto, estaran emulando a los "Raramuris", je je je!!!
    Y tu Danae, vas que vuelas para pronto incursionar en maraton.
    Disfruta mucho estos momentos, son magicos.
    Un abrazo a ambas y de nuevo, muchas felicidades.

    ResponderEliminar
  11. Palizon sin duda alguna,yo seguro que lo habria pasado mal para terminar esos 31 kms casi de golpe que te metiste y lo de tu hija para quitarse el sombrero,ahi tienes una gran deportista.Esto te debe dar confianza para en un futuro no muy lejano afrontar la media maraton,despues de todo solo son 21 kms,no???.Por cierto has dejado claro que caminar se te da de lujo y hasta para eso eres competitiva.
    UN abrazo y seguro que fueron 6 horas maravillosas,toda una aventura.

    ResponderEliminar
  12. Felicidades Danae... Estas marchas tienen buena pinta. A ver si en mi tierra se animan. En realidad... ha hecho PODIO¡¡ Un abrazo¡¡

    ResponderEliminar
  13. Genial, resistir es vencer.bravo por tú hija

    ResponderEliminar
  14. Enhorabuena, tu primer puesto demuestra que no está al alcance de cualquiera hacer esa marcha a esos ritmos. Podríamos considerarlo la antesala del famoso cochinero no?

    ResponderEliminar